Calor y más calor. Así podemos definir cómo ha sido este veraniego mes. Algunos chubascos sí que descargaron dando de beber a los sedientos campos y montes. Poca agua para tanta tierra.
En el borde de la acera que hay delante de casa ha aparecido una matita de verdolaga (Portulaca oleracea). Al final de sus tallos de hojas carnosas se dejan ver sus pequeñas flores amarillas que se cierran cuando ya no pueden más de calor, para abrirse de nuevo a la mañana siguiente.
En el borde de la acera que hay delante de casa ha aparecido una matita de verdolaga (Portulaca oleracea). Al final de sus tallos de hojas carnosas se dejan ver sus pequeñas flores amarillas que se cierran cuando ya no pueden más de calor, para abrirse de nuevo a la mañana siguiente.
En agosto todo se para. La vida se ralentiza. Un alimoche adulto y solitario ciclea en la zona de El Palomar. No suele verse, pero el hambre mueve a los buitres del Duratón y del Riaza. Más fácil de observar son los buitres leonados y algún que otro buitre negro.
Los trigueros se mueven en grupos familiares por los labrantíos. Muchos volantones, asomándose a la vida, son aprovechados por los veloces alcotanes para llevar presas fáciles a su tardío nido.
Ahora más que nunca apetecen los paseos nocturnos por caminos y cañadas, bajo la luz de la luna o de las estrellas. La experiencia no se olvida. El triángulo de verano que forman las estrellas Vega (Lyra), Altair (Aquila) y Deneb (Cygnus) iluminan la cúpula celeste y nos sirve de referencia para avanzar más en el conocimiento del Universo. Sobre el dia 10 (San Lorenzo) el espectáculo de la lluvia de estrellas convoca a muchos aficionados a la astronomía. Este año, especial por cumplirse los 400 años desde que Galileo mirara al oscuro cielo con un telescopio, ha servido de aliciente para programar muchas actividades nocturnas.
(c) Foto Ernesto Sánchez-Cabezudo
A finales de agosto los cardos corredores empiezan a amarillear y en sus territorios aparecen las primeras quitameriendas (Merendera montana). Se trata de pequeñas plantas bulbosas que en esta época del año asoman sus delicadas flores rosadas-azuladas indicándonos que el verano empieza ya a terminarse, con sus tardes más cortas y frescas que nos quitan las ganas de merendar en el campo.
Muchos pueblos se engalanan es estas fechas para celebrar sus fiestas patronales. Grajera vive San Vítores y las gentes participan en verbenas y actividades diversas. Agosto son vacaciones.
Y comienza el paso migratorio de las aves transaharianas. Se oyen los primeros reclamos de Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), pájaro que en estas fechas se pueden ver en cualquier sitio arbolado. Desde sus atalayas en las ramas de árboles se lanzan detrás de los numerosas dípteros que ahora dominan el aire.
3 comentarios:
Hola Fernando,
Me has recordado que este año las verdolagas que habitualmente crecen en mi jardín en zonas donde no riego, no han llegado a salir.
Curioso el caso de reproducción tardía del alcotán, que preciosidad de ave, por cierto, tan estilizado y de tan rápido vuelo.
Hola Jesús:
La verdolaga en cuestión que aparece en la foto desapareció un buen día. No sé si se secó, pero el caso es que creo que no vivió más de un mes.
Cada planta, cada animal, cada rincón en una sorpresa cuando se tienen ojos de observador.
Un abrazo,
Fernando
"Poca agua para tanta tierra". Qué bien has expresado la sed agosteña, Fernando.
En cuanto a la verdolaga, tal vez se la comieron los pájaros, que gustan de picar sus jugosas hojas y también las semillas. No creo que desaprovecharan ese bocado verde.
Un abrazo, Fernando.
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