jueves, 26 de febrero de 2009

OBSERVATORIO DE FEBRERO

Febrero es un mes que me encanta. Sobretodo porque es habitual que se instalen potentes anticiclones sobre la península Ibérica. Amanece la tierra escarchada, con fuertes heladas, pero a medida que transcurre la mañana se templa el ambiente y podemos comer en el campo o jardín en manga corta. Además, las aves invernantes que llevan en nuestros campos y bosques desde noviembre se ponen nerviosas y empiezan a moverse hacia el norte. El pasado 22-2-09 un bando doble de grullas (Grus grus), con 106 aves, sobrevoló Grajera con rumbo NE. cuando el sol se estaba metiendo. Sus gritos característicos nos hizo alzar la mirada y contemplar sus formaciones en V. Posiblemente se dirigirían hacia la laguna de Gallocanta, en el límite de las provincias de Zaragoza y Teruel, aunque harían alguna parada intermedia en algún embalse próximo. En Gallocanta se concentran la mayoría de las grullas invernantes antes de partir para sus lugares de origen.


Grullas en una dehesa extremeña.


Pero en febrero también hemos vuelto a tener nieve y un vendaval que ha arrancado de cuajo algunos chopos grandes del soto del arroyo Seco, entre el puente de la carretera de Sequera y el puente del camino del manantial.
Precisamente el arroyo Seco está menos seco que nunca. La escorrentía de la sierra de Pradales ha hecho crecer mucho sus aguas, dejando cortado para el paseante a pie el camino de Grajera a Pajarejos.
Los frutos de los rosales silvestres y de los espinos albares que han sobrevivido al picoteo de aves y mamíferos, están encogidos y secos. Las yemas de los chopos siguen esperando para brotar y el suelo de hojas y escarchas está dormido aún.
Poco a poco los días empiezan a alargarse, brindando al naturalista más tiempo para observar. Las abejas aprovechan el ambiente cálido del mediodía para salir de sus refugios y darse unos vuelos de reconocimiento en busca de alguna flor temprana aunque aterrice en mi bocadillo de queso atraído por su aroma. La pareja de cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) ya ocupa su nido encima del depósito de agua. A veces veo estas cigüeñas o quizás las del nido de Aldeanueva del Campanario apostadas en la planta de residuos sólidos urbanos que hay junto a la carretera de Boceguillas mirando a ver que se pueden echar al pico ahora que los campos están con poco alimento.



Cigüeña blanca en el depósito de agua de Grajera.


Los trigueros (Miliaria calandra) se oyen cantar por los campos de cultivo y es fácil observarlos sobre los rosales dejándose acercar bastante. En el robledal, ya se escuchan los cantos alegres de las totovías (Lullula arborea) y los trinos ametrallantes de los escribanos soteños (Emberiza cirlus). Los bandos de jilgueros (Carduelis carduelis), pinzones (Fringilla coelebs) y pardillos (Carduelis cannabina) tan numerosos en los meses anteriores empiezan a disgregarse. Las tórtolas turcas (Streptopelia decaocto) aunque cantan todos los meses, ahora ya se persiguen y empiezan a marcar territorios. Esta tórtola, extranjera que vino por el norte de la península hace treinta años se ha instalado con éxito en muchos pueblos de España. En Grajera se las puede contar por decenas y son fáciles de ver en la zona de la Hípica. La cogujada común (Galerida cristata) nos regala sus cantos desde el aire y marca su territorio junto a las eras.
Febrero, un mes alegre que nos va despertando del sopor invernal.


Tórtola Turca (Streptopelia decaocto)

ATLAS DE LAS AVES INVERNANTES DE ESPAÑA

La Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife) ha diseñado un proyecto ambicioso para conocer la distribución y abundancia de las diferentes especies de aves que invernan en España.(www.atlasdeaves.org).
Para ello se ha dividido el territorio nacional en cuadrículas UTM de 10 km de lado a muestrear por ornitólogos voluntarios que hacen el trabajo de campo. El proyecto se va a llevar a cabo durante tres temporadas invernales (2007-2008, 2008-2009 y 2009-2010), a fin de cubrir adecuadamente los diferentes hábitats de cada cuadrícula. En cada temporada, entre el 15 de noviembre y el 15 de febrero, se realizan un mínimo de 20 recorridos de 15 minutos por cuadrícula, que pueden ir encadenados o no, de manera que al final del período del proyecto se hayan hecho al menos 60 recorridos por cuadrícula. Éstos se hacen a pie anotando el número de aves de cada especie, detallando cuántas se encuentran dentro de una banda de 25 m o fuera de esa banda a ambos lados del itinerario seguido.
Con todos los datos recibidos se llevan a cabo tratamientos estadíticos que ayuden a hacer modelos matemáticos sobre la abundancia de las aves y sus principales condicionantes ambientales. Por supuesto, en la metodología y en el análisis de los datos se tiene en cuenta que la cobertura no será del 100%. En la provincia de Segovia se ha conseguido cubrir más de un 66% de su territorio y eso está bastante bien.


Para participar en este interesante proyecto he elegido dos cuadrículas: la VL4070 donde se encuentran Boceguillas, Aldeonte, Barbolla, El Olmo, Duratón y Castillejo de Mesleón, y la VL4080 donde se hallan Grajera, Fresno de la Fuente, Encinas, Navares de Ayuso, Cedillo de la Torre, Carabias, Pradales y Ciruelos.

En la primera temporada muestreamos los campos de Grajera, Boceguillas, Encinas y Aldeonte, teniendo la suerte de contemplar una de las rapaces nocturnas más interesantes y que en nuestro país es fundamentalmente invernante: el buho campestre (Asio flammeus). Aparte del censo, lo detectamos en otras dos zonas del noreste segoviano, en una de ellas formando dormideros con más de veinte ejemplares. Posiblemente la plaga de topillos de esa temporada multiplicó los avistamientos de estas aves norteñas.


Buho campestre (c) Jorge Remacha


En esta segunda temporada el mal tiempo, con lluvias, nevadas y viento, ha complicado mucho las salidas al campo. Finalmente se han podido realizar los recorridos con éxito. El 18 de enero muestreamos, con Jorge Remacha y Juan Luis Galindo, la zona de Barbolla, La Serna de Duratón y El Olmo, con los campos aún cubiertos con algo de nieve. El paisaje estaba dominado por campos de cultivo con alondras (Alauda arvensis), calandrias (Melanocorypha calandra), cogujadas comunes (Galerida cristata), trigueros (Miliaria calandra), y milano real (Milvus milvus). En sotos y arboledas anotamos pardillos (Carduelis cannabina), pinzones vulgares (Fringilla coelebs), jilgueros (Carduelis carduelis) y cornejas negras (Corvus corone).




La segunda cuadrícula fue muetreada en compañía de Charo Romo el 15 de febrero. En este caso los itinerarios se relizaron sobretodo por los montes de Cedillo de la Torre. Encinares, sabinares y algo de matorral. Los zorzales charlos (Turdus viscivorus) fueron muy observados alimentándose de los frutos de las sabinas. También los mirlos (Turdus merula) se registraron en muchos de los itinerarios y también anotamos picogordo (Coccothraustes coccothraustes), reyezuelo sencillo (Regulus regulus) y escribano cerillo (Emberiza citrinella). Las totovías (Lullula arborea) con sus primeros cantos alegraron la mañana y nos avisaron que una nueva temporada de cría está preparándose ya en los campos segovianos.